EL CUIDADO
PRECONCEPCIONAL
La etapa para
implementar las actividades de promoción y protección de la salud en la mujer
parte desde la adolescencia. Esta etapa es considerada como un periodo
preparatorio para el embarazo ya que condiciona la salud de la madre y de su
futuro hijo. Además de elegir el momento oportuno para el embarazo, a partir de
la decisión responsable, la mujer debe informarse sobre los aspectos
psicológicos y biológicos para asumir un embarazo seguro. Una importante
proporción de mujeres, fundamentalmente las adolescentes no acceden a estas
opciones vitales. Es fundamental comunicar y educar a las mujeres en edad
fértil sobre una importante lista de factores que aumentan el riesgo
materno-perinatal y que pueden ser reducidos o controlados en esta etapa. Estas
acciones deben estar incluidas en los programas de salud integral de la mujer,
en especial para adolescentes.
El control prenatal
tiene los siguientes objetivos:
Brindar contenidos
educativos para la salud de la madre, la familia y la crianza.
Prevenir,
diagnosticar y tratar las complicaciones del embarazo.
Vigilar el
crecimiento y la vitalidad fetal.
Detectar
enfermedades maternas subclínicas.
Aliviar molestias y
síntomas menores asociados al embarazo.
Preparar a la
embarazada física y síquicamente para el nacimiento
El control prenatal
debe ser:
Precoz: Debe ser
efectuado en el primer trimestre de la gestación. Esto posibilita la ejecución
oportuna de acciones de promoción, protección, y recuperación de la salud.
Además permite la detección temprana de embarazos de riesgo.
Periódico: La
frecuencia dependerá del nivel de riesgo. Para la población de bajo riesgo se
requieren cinco controles.
Completo: Los
contenidos y el cumplimiento del control prenatal garantizan su eficacia.
Amplia cobertura:
En la medida que el porcentaje de población bajo control es mas alto (lo ideal
es que comprenda el total de las embarazadas) se espera que aumente su
contribución a la reducción de la morbimortalidad perinatal.
Amplia cobertura:
En la medida que el porcentaje de población bajo control es mas alto (lo ideal
es que comprenda el
total de las
embarazadas) se espera que aumente su contribución a la reducción de la
morbimortalidad perinatal.
F. HÁBITOS Y
ESTILOS DE VIDA.
Nutrición: la
futura madre debe conocer su peso habitual y llegar al embarazo con un peso
adecuado a su contextura. La subnutrición previa al embarazo no corregida,
asociada con poca ganancia de peso
durante el embarazo, aumenta la morbilidad y mortalidad neonatal. Por otro lado,
la obesidad, se asocia con diabetes,
hipertensión y macrosomía fetal, la cual también aumenta el riesgo perinatal.
Durante la
adolescencia el problema del déficit de nutrientes adquiere especial
importancia, pues si se embaraza los requerimientos son mayores que los de una
mujer adulta.
Fumar: Alertar a la
mujer que el tabaco es un tóxico directo sobre el feto produciendo serias
alteraciones, siendo la más importante el bajo peso al nacer (OR: 0,80 I.C. 95%
0,67-0,95)(Lumley J 2000 bis). (ver también Intervenciones educativas para
suprimir el hábito de fumar ).
Consumo de alcohol:
es desaconsejable el consumo excesivo de alcohol antes del embarazo, pero
durante la gestación el alcohol debe evitarse en forma absoluta, en particular
en el primer cuatrimestre de la gestación
por asociarse con malformaciones fetales.
Consumo de drogas:
cocaína, heroína, metadona, anfetaminas, marihuana, etc. Se asocian con retardo
de crecimiento intrauterino y muerte perinatal. Las mujeres que consumen drogas
ilegales deben ser educadas sobre los daños que éstas producen en la descendencia.
Laborales y
ambientales: La realización de trabajos pesados, utilización de plaguicidas,
solventes orgánicos, y el contacto con material radioactivo deben ser
prohibidos durante la gestación.
Algunos de los
puntos que se trataron, también son de aplicación en el puerperio y en el
control prenatal precoz de aquellas mujeres que no tuvieron cuidados
pregestacionales.
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